EL FUNCIONALISMO

 La etiqueta funcionalista se utiliza en muchas disciplinas: por ejemplo, en lingüística, psicología y arquitectura. En la sociología el “funcionalismo” abarca una gran variedad de autores y escuelas, que no obstante suelen compartir ciertos presupuestos esenciales. En primer lugar explican la persistencia de las prácticas sociales haciendo referencia a efectos (con frecuencia no deseados) que son beneficiosos para el equilibrio o la integración del sistema social en el que se encuadran dichas prácticas. En segundo lugar, el funcionalismo reconstruye el concepto de racionalidad: presupone que en ciertas prácticas aparentemente irracionales pueden ser inteligibles cuando se captan sus funciones sociales. En tercer lugar, el funcionalismo utiliza el concepto de requisitos funcionales. El argumento suele ser que tales requisitos han de cumplirse para que sobreviva una sociedad determinada o, de forma alternativa, que ésta funcione de manera que esas necesidades tiendan a satisfacerse.



El funcionalismo coincide, por ejemplo, con la inclinación del positivismo a no hacer referencia a entidades a las que no se puede acceder directamente mediante la observación. El funcionalismo era aún más compatible con los rasgos principales del estructuralismo, otra importante corriente teórica del momento. Ambas participan de una idea totalizadora de la sociedad en la que es crucial la interrelación entre subsistemas y prácticas.


 El funcionalismo como escuela independiente no aparece sino hasta el siglo XX, pero el intercruzamiento funcionalista, en sí, es mucho más antiguo. Muchos de 1 los llamados “padres de la sociología” intentaron explicar los fenómenos sociales mediante analogías con el ámbito biológico.


El funcionalismo como escuela, sus pioneros fueron Bronislaw Malinowski y Alfred Reginald Radcliffe-Brown. Ambos utilizaron la etiqueta de “funcionalismo” para clasificar el marco teórico de referencia que utilizaban, aunque, a veces, Radcliffe-Brown utilizó la expresión “funcionalismo estructural” para distinguir sus argumentos de los de Malinowski. Se revelaron contar los antropólogos del siglo XIX. Había dos problemas: que a veces se basaban en cierto difusionismo que carecían de experiencia empírica directa, según el difusionismo los elementos o prácticas sociales se extendían de una sociedad a otra mediante la emigración y el comercio, de forma que los mecanismos o prácticas culturales similares se explicaban a partir de un origen común. Malinowski intentó demostrar que ciertas prácticas o procesos mentales que, a primera vista, son irracionales después de todo son razonables, en el sentido de que se puede demostrar que responden a ciertas necesidades, ya sea de tipo social o psicológico. Señaló que las personas intentan conocer y controlar su medio para satisfacer sus necesidades biológicas. Comte, Durkheim y otros muchos insistieron en que la sociedad es una entidad peculiar. Es evidente que se compone de individuos con rasgos psicológicos y biológicos. Sin embargo, sería un error pretender explicarla fijando sus causas principales y mecanismos psicológicos o biológicos. La teoría de las necesidades de Malinowski es esencial en su esquema funcionalista; sus conceptos de necesidad y de función están muy interrelacionados: las prácticas sociales sólo cumplen una función si conducen a la satisfacción de las necesidades. Malinowski distinguía tres nivelas fundamentales de necesidades: las necesidades biológicas primarias, necesidades sociales y las necesidades sociales integradoras. 


       BRONISLAW MALINOWSKI                                                             ALFRED REGINALD





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